En 2001 las principales industrias productoras de chocolate, a través de la Asociación de Fabricantes de Chocolate (Chocolate Manufacturers Association), firmaron un protocolo donde reprueban la trata de niños y el trabajo forzado (esclavitud) de los mismos en plantaciones de cacao, entre las empresas firmantes se encuentra Barry Callebaut, Nestle y Hershey.
De acuerdo con el documental que acompaña a esta entrada, Côte d'Ivoire es el país número uno en producción de cacao, produce el 42% del total de caco empleado en la industria en todo el mundo. Diversas industrias chocolateras, como las antes mencionadas, están establecidas en este país africano y compran cacao de plantaciones donde niños son explotados, asimismo existen empresas que funcionan como intermediarios entre las plantaciones de cacao y las empresas productoras de chocolate, lo que eleva el precio de la materia prima y justifica el desconocimiento de la esclavitud de niños por parte de las industrias.
La realidad que hay detrás de una barra de delicioso chocolate es lamentable, y responde a diversas características: la oferta y la demanda a nivel mundial de chocolate es un factor importante, así como también lo es el deficiente aparato gubernamental de los países productores de cacao, donde debido a las fructíferas ganancias que se obtienen usando a niños para la extracción de los granos de cacao, no existen leyes o normas que regulen está situación ni tampoco hay una conciencia clara sobre el impacto social y cultural que provocan estas practicas de esclavitud en pleno siglo XXI.
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